Canadá está cada día más dispuesta a expulsar a México del T-MEC. Todo por culpa de un creciente nacionalismo y populismo canadiense, materializado por el jefe de Gobierno de la provincia de Ontario, Doug Ford, y por la tibia posición del primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
Fuentes diplomáticas en Ottawa indicaron que, en estos momentos, los políticos canadienses están interesados en lanzar un provocador mensaje que convierte a México en el problema del comercio norteamericano, ante el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos a partir del 20 de enero de 2025.
Otro diplomático sugiere que la estrategia canadiense sería parte de una táctica negociadora de cara a la revisión en 2026 del tratado comercial para extraer dolorosas concesiones porque la salida del país latinoamericano es “casi imposible” ante la interconexión económica que existe en la región.
Pero también hay expertos que consideran que el planteamiento de los políticos canadienses no es una artimaña y que el original Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que incorporó en 1994 a México al acuerdo que ya tenían Canadá y EE.UU., contaba con muchos detractores.
El principal defensor del T-MEC en Canadá ha sido hasta ahora el gobernante Partido Liberal y el primer ministro, Justin Trudeau.
Pero su baja popularidad en las encuestas, que le colocan más de 20 puntos por detrás del opositor Partido Conservador, ha hecho que Trudeau y los liberales estén adoptando posiciones más nacionalistas y populistas.
Trudeau aseguró que prefiere que México siga siendo un socio de América del Norte en materia de libre comercio.
Sin embargo, dejó abierta la posibilidad de “considerar otras opciones”, si el vecino del sur no aborda las preocupaciones en Canadá sobre los fabricantes chinos que intentan entrar en el mercado.
El pasado 12 de noviembre, Doug Ford subrayó que mientras que Estados Unidos y Canadá ya han anunciado que aplicarán aranceles del 100 por ciento a los automóviles chinos, México no solo no lo ha hecho sino que está abriendo la puerta para que los fabricantes del gigante asiático se establezcan en su territorio.
“Si México quiere un acuerdo de comercio bilateral con Canadá, que Dios les bendiga, pero no voy a dejar que me hundan con estas importaciones baratas que se llevan empleos de hombres y mujeres de Ontario”, dijo.
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